Si pensaba que me secuestraron los extraterrestres, le aviso que
está equivocado.
¡¡¡Bienvenid@s
nuevamente a Mis Sábanas!!! Ahora, además de reírse de mis aventuras de
solteras; se burle de mi vida de casada.
Si damas y caballeros, como lo
leyó… ¡casada! Solo en teoría; porque en la práctica soy una de las tantas
incautas que creyó en el amor y paz, sin ningún beneficio legal. O sea, ni Dios
me ampara. Lo que me lleva al tema de
hoy.
Continuamente, nos burlamos de
aquellos que toman la decisión de casarse.
En lo particular no recuerdo ninguna boda sin stress y eso que estaba invitada. Literalmente es como ser parte de una obra de
teatro. Eres un personaje que no eres habitualmente en una representación armada,
casi como un flash mob. Vestimos al
punto de casi disfrazarnos, maquillamos, peinamos (y en serio en mi caso, eso
es una hazaña) y que decir de los novios… La pobre chica se viste como repollo
o como sirena (una especie que siquiera existe) y el pobre hombre con camisa de
fuerza. Ambos trabajando incansablemente
para un montón de gente que con suerte verán en el funeral de la tía Peta y no
disfrutan nada corriendo de acá para allá cual político en campaña, tomándose fotos.
Todos pensamos que son pobres
giles, casi como ovejas al matadero; pero en realidad, somos más idiotas
aquellos que a pito de nada, de gratis, sin amparo legal ni uso de la fuerza se
nos ocurre la genial idea de juntarnos a convivir extramaritalmente con
nuestras parejas. Vamos solos al
sacrificio, sin joyas, ni fiesta y de regalos ni hablar. Entre esos incautos, me encuentra a mí.
Los que decidimos “juntarnos”
para jugar a la vida matrimonial “de gratis” somos más ingenuos que aquellos
que firman contratos de amor. Y eso ¡solo para coger tranquilos! Que es, sin
duda, el único beneficio que se presenta a corto plazo; el ahorro en moteles (porque
los métodos anticonceptivos, continúan durante un largo tiempo).
Ahora juntos hay que pagar servicios, comida, casa, etc. Es como un embarazo: comes por 2, vives por
2.
Lo que todos lamentamos es
dejar de estar con los amigos y probablemente sea por cualquiera de estas 3
teorías:
1. CELOS: Tu pareja arma la 3ra. Guerra
mundial, si se te ocurre mencionarle la idea de que quieres salir con tus
amigos; pero esto, solo es una posibilidad. Probablemente tu pareja sea
comprensiv@ y deje que expreses libremente tu ser reuniéndote con tus amigos
de toda la vida; después de todo a él/ella solo lo conoces hace un tiempo. Créeme,
no te pasará nada si lo sugieres.
2. TIEMPO: Hay que ir al mercado, pasear al
perro, lavar el auto, ordenar la casa, visitar a los padres, llamar al
gasfiter, etc y, salir con los amigos…mejor no; otro día con más tiempo.
3. DINERO: Te das cuenta que gastas menos quedándote
en casa que reuniéndote en el bar con tus amigos..
Lo más complejo, es el asunto del
tratamiento social. ¿Qué somos? ¿Cómo nos referimos socialmente a nuestros
compañeros?
EJEMPLO:
“Te presento a mi pareja” Es casi de uso
exclusivo de la comunidad LGTB (si olvidé agregar alguno en la sigla, avisen).
“Te presento a mi compañero” es tan de partido político.
“Te presento a mi novio” es inconcluso,
como vivir en la friendzone con ventaja unlimited.
Lo más adecuado y correcto gramaticalmente
es decir “te presento a mi concubino” pero esto representa dos problemas. Es tremendamente
siútico y sin contar que casi pasaré por proxeneta.
En conclusión, juntarse a vivir en pareja
es tanto y más complejo que casarse. Pero es una de las tantas experiencias de
la vida; donde, o la cagas por completo o sales a flote victorioso. Considero que se aprende más que estando
forzado a que la “institución” funcione.
En mi caso, jugando a la casita feliz con
mi concubino. Con el tiempo les contaré
de esta historia en la que me embarqué; y por supuesto, recordaremos mis
peripecias de soltera y alocada.
Por ahora, los saludos y espero que nos
leamos pronto… por cierto ¡Gracias por esperar!
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