Yo

EL IMPARABLE

lunes, 26 de septiembre de 2011

Bien, así como en mi vida he tenido aquellos que no han respondido a mis exigencias, los hay que han abusado de ellas. No crea querid@ lector que solo me han tocado aquellos hombres malvavisco, tengo varios extremos en cuanto a ellos.

Como hay de todo en la viña del señor, también existen aquellos que hacen de su miembro una máquina imparable que en un principio es digna de admiración pero a la larga también aburre.

Por lo general este tipo de cabros son calladitos y piolas, pero guardan el más grande secreto… en sus pantalones. Una especie de superhéroes, con identidad secreta y todo; cuando usted está en peligro de caer en las garras del “vibraneitor” o “digimon”, él viene a salvar su mundo y reivindicar aquello que dejó de practicar. En pocas palabras, “le da y con cuática”

Este tipo de chicos funcionan como avión. Yo tontamente, siempre me gustan los hombres grandotes, pero estos flaquitos por lo general tienen más de una grata sorpresa. Mi recomendación es que si usted se encuentra con uno de ellos, dele la oportunidad, que en una de esas puede tener el polvo de su vida.

Y, por supuesto esta catadora de placeres ha probado algunos de estos especímenes. Todo con un fin científico, claro. Para ser sincera, ni idea si influye la física, la química o matemática, pero estos personajes son ¡secos!

El que yo probé era exquisito, parecía esponja eso si al final del primer round, pero daba lo mismo, igual todo terminaba mojado, empezando por quien les habla. Caliente como él solo. Donde me encontraba me ponía en posición de ataque. Ni pensar lo que dirían los pasillos de su edificio si hablaran, el probador de la multitienda en el mall, el baño del bar de Bustamante… entre muchas otras locaciones. ¡Gracias al fabricante por los objetos inanimados!

Pero como todo en la vida tiene una falla, tanto darle al asunto también aburre. No por lo caliente, sino porque el cabro no se viene nunca, después de todo la cosita de una se cansa y duele…¡si la cuestión no es de fierro! El podría estar toda la noche aplicando lo suyo, mientras usted ya no da más y lo único que quiere es dormirse entre la deshidratación y el cansancio. Porque por más Pilates que haga, su querida cosita le pedirá al menos que se fume un pucho para recuperar el aliento, aunque usted no lo crea, para eso se creó la tan sabia pausa. Con tan mala suerte yo, que mi compadre no fuma y menos dejaba prender puchos en su mansión. No quedó de otra que agachar la cabeza y seguir chupando pequeño saltamontes.

Yo digo, después de tanto darle, no siente ni una cuestión, está bien para los primeros 3 encuentros, pero luego con mucha suerte y sabrá si se lo están poniendo en su conocimiento. Además para que estemos con cosas, siempre se espera su arrumaco o cucharita después de la batalla campal.

Si pues cabros, si acá no todo es mete y saca, también hay que darle la pausa a la Lady para que se ordene la chasca, respire un poco, se fume su pucho loco y vuelva a su lado regia, después de todo es bueno darse cuenta que después de tanto giro el mareo es de satisfacción.

Uf! Yo tendría tanto que contarles de este cabro insaciable, pero la verdad para eso es este blog, para soltar de a poquito y usted siempre quiera más. Como buena amante que soy, siempre quiero que me pidan más…soy una perversilla!

EL GRAN PACO

domingo, 18 de septiembre de 2011

No me considero una maestra en la cama ni catedrática del Kamasutra en 3D. Soy mujer como cualquiera, en un país empaquetado hablando de cuanto disfruto del sexo; probablemente para más de algún cartucho me debería asar en el infierno y para mis amistades debería el Estado Hacerme un monumento. Al menos sé lo que quiero y a raíz de esto viene la siguiente historia, de aquel que cambio mi manera de percibir y, sobre todo, de sentir el sexo.

Porque en este arte lo más importante es lo que uno siente, y no empecemos con tonteras como los sentimientos de amor y esas cosas que particularmente considero soberana lata.

Hace años conocí al perfecto espécimen de la historia de mi sexo y sus alrededores: PACO. Extranjero, grande y con una facha estupenda. Mi acompañante que lo conocía nos presentó. La atracción no fue inmediata, tenía que guardar la apariencia de que era difícil, mire que con estos gringos nunca se sabe. Además un sex shop no es precisamente el mejor lugar para tener una cita; en cambio para tener sexo gratis, ¡váyase derechito para allá!

Mi compañera me habló maravillas del susodicho, cómo era, como lo tenía y me haría ver constelaciones completas en la más Discovery y todo el programa de la NASA junto. Obvio que la curiosidad mató al gato, yo como buena chilena curiosa y metiche accedí a mi primera “cita” con él. Nos fuimos derechito a mi casa, igual más desconfiada que cabro chico al cuidado de curas, porque lo de conocer al tipo para puro darle no era lo mío, al menos hasta ese día; después para que le cuento.

Sin preámbulos, nos fuimos a lo nuestro. Mi compadre no se andaba con rodeos, así que ¡vamos dándole! Tan en menos lo miré y estaba más equivocada que Lavín en marcha por la diversidad sexual; ¡el compadre era seco! Para donde me pusiera terminaba dando un grito, me retorcía como culebra, terminaba con los pies tiesos y los ojitos blancos. Para que le cuento, lo de las estrellitas era la pura verdad, pero no pensé que se me alteraría el espacio- tiempo. Lo que creía sería un rapidín, se prolongó hasta el otro día. Yo parecía recién salida de la maratón de Santiago; escurría sudor cual esponja, respiraba como asmática y la cuchara dando bote entre la cabeza y mi fiel entrepierna.

Todo el día con la sonrisa estampada de una oreja a la otra cual carretera, muerta de la risa y livianita. Un buen polvo hace maravillas con cualquier mujer, llegando al Nirvana, pasando por el Valhala, le mande saludos Alá y el fabricante. Tanta maravilla junta en un solo miembro, calladito, hacia lo suyo excelente, no fregaba por nada… o sea mino ideal.

Yo juraba que aquel encuentro era un sueño y no lo vería más; cual no sería mi sorpresa cuando me lo encuentro en mi casa esa misma tarde. Hice todo rapidito y nos pusimos a darle miercale.

Puras maravillas nuevamente. Este tipo sabía dónde estaba cada punto sensible y lo ocupaba maestramente. Yo cual colegiala; me hacía cosas que en mi vida me hicieron y me tocaba partes que no tenía ni madre idea que funcionaban para el placer. Seguía pensando que el tipo se iba aburrir, yo lo único que hacía era quejarme (del verbo ¡oh my God!) y gritar como chancho en matadero, él tranquilito seguía dándome como bombo, tarro, etc.

Que les digo, los mejores 2 años de mi vida, nos veíamos al menos 3 veces a la semana para darle donde se nos antojara. Este tipo no se hacía problemas por nada, cuando me daban ganas, donde fuera, hacía lo suyo. Mis amigos, pasaron a segundo plano o simplemente ya ni pasaban. Mis amigas juraban de vientre que me hice la cirugía plástica por lozana y regia que estaba, todo me brillaba.

Y llegó el día, Porque nada es para siempre. Pedí mi dosis; Tenía todo listo, y me sale con el chiste que ya no puede más. Y así no más se apagó la llama, murió la flor, el canario no cantó más o como quiera llamarle. Estuve de duelo, afligida. Egoísta pensaba en como lo haría para que alguien me diera; nunca se me pasó por la cabeza que Paco se moriría.

Porque con estas cuestiones, no se sabe. Una se entusiasma, no cree que todo de un día para otro se puede acabar. Así me pasó, tenía lo que quería pero no era vida para mi; engolosinarse con un solo miembro nunca es sano. Uno se pone medio bruto esperando la próxima, casi como angustiado. Esta cuestión era adictiva, pasé de estar un par de horas con el susodicho hasta días completos… sin exagerar. Yo soy como tonta para esta cuestión o ¿será que Paco me puso tonta de tanto darme?

Como sea, ahora soy una mujer más relacionada con mi entorno social y prefiero a mis machos que me dan poquito pero rico y con más accesorio. Lo de la seducción, fantasías y erotismo no era lo de Paco, europeo medio bruto tenía que ser.

Con estas cosas tecnológicas nunca se sabe, funcionan perfecto y al otro día se funden. Paco me enseñó cosas respecto de lo que me gusta y gracias a él lo he pasado genial en la cama…y otros lugares. Lo que sí es medio denigrante darse cuenta un día que un vibrador es el centro de su vida, pero aún así va este recuerdo para Paco, mi único vibrador. Algo de fiel tengo.

¿Por qué me tenía que pasar a mi?

domingo, 11 de septiembre de 2011

¡Ay Dios! Porque me tuviste que hacer esto a mí. Esto no es un castigo divino; lo sería, si lo pasara bien.

Siendo yo tan caliente, ¡me tenías que mandar a un impotente! O sea, la trampa perfecta para caer redondita y que después te digan: ¡Estas en cámara escondida! Solo que me faltaron las cámaras, la escondida y full producción, porque la mala broma estaba… ¡y en mi cama!

Aunque no puedo quejarme. Después de todo me he comido a cuanto hombre se me ha puesto por delante, también una que otra mina, pero no cuenta ¿o sí?

Entonces, es castigo por la promiscuidad, aquel pecado que uno no debe cometer pero por tener tantas hormonas en el cuerpo, termina diciendo “que le hace una raya tigre”. Como dirían en el hombre araña, un gran poder conlleva una gran responsabilidad, o sea no hay que abusar de los apetitos sexuales.

Y aquí está mi pecado, un día cualquiera conocí al más grande espécimen de la historia de mi sexualidad; y cuando digo grande es la literal extensión de la palabra. Mi sueño hecho realidad… porque aquí entre nos, siempre deseé encontrarme con un hombre de 2 metros, espalda, un metro de ancho por espalda y manos donde le cupiera mi trasero. En resumen, alguien que me hiciera el helicóptero con Kamasutra incluido, hasta en HD. Si lo asumo, soy una golosa, pero como me dijo una vez un siquiatra y un ginecólogo “tengo los apetitos normales de una mujer de 32 años (¡Aleluya, Sigamos tirando en paz hermanos!)

Bueno, para que hablar del espécimen, hablemos de los hechos… que nunca se consumaron. Porque para que estamos con cosas, eso de no todo lo que brilla es oro con este tipo de personajes se cumple a cabalidad. Uno se arma una película que ni Spielberg se imagina y después la cosa no alcanza ni para porno chilena.

Y comienza el cuestionamiento, que literalmente es así. Uno se pregunta tonteras como ¿seré muy osada? o ¿no le gusto?, después pasa por lo de “en una de esas no soy tan buena para el ring de 4 perillas”, pero créame lector que usted está muy equivocado.

Equivocada estuve yo desde que conocí al mino, hasta el momento en que se me ocurrió la mala idea de que era responsable. Aquí no hay culpables, solo un tarado que en algún momento de su vida pensó que tocarse el miembro era pecado o probablemente su mamá lo pilló in fraganti haciendo trabajos manuales.

Porque para que estamos con cosas, la mitad de los impotentes son traumados y la otra mitad accidentes de la naturaleza, y para ellos van todos mis respetos; son guerreros que no siguieron cumpliendo su cometido por que el superior ____________(aquí llene la línea punteada para la deidad de su agrado) necesitaba que enfocaran su atención en otras cosas.

No es que yo sea una perra y despotrique contra los pobres hombres que padecen de esto, porque la verdad debe ser difícil para ellos tan pesada responsabilidad. La clave en todo esto es que usted se acurruque con su piern@ y haga algo que está prohibido en las lides de la cama: hablar. No solo para dirigirse al país es aquel sentido, sino para expresar su preocupación por quién comparte la cama. Mal que mal, usted descubrió su identidad secreta y ya sabe lo que para los “superhéroes” significa eso.

En mi caso, por un breve período de tiempo, intenté hacer como que no me importaba, con la esperanza de que el pobre tipo reaccionara en algún momento. Error Nº2: Hay cosas que solo la ciencia puede reparar, no se crea animita de nadie, mire que usted por muy rica que sea y experta en las artes amatorias, no revive a este muerto.

Búsquese un buen especialista y bajo ninguna circunstancia deje esto para otro día, porque aquí va mi Error Nº3: Dejar lo que quería hacer hoy porque el doctor no tiene hora mañana.

Tanto va el cántaro al agua, que lleve al afectado al especialista, con tan mala suerte que se hizo cuanto examen le mandó y cuando cayó en gracia que su cuerpo funcionaba perfectamente no volvió. Ahí descartó de plano que su problema podía ser más elevado, o sea tenía el mate fallado. Y no digamos una cosa así como “arranque, viene uno saliendo del open door” sino del tipo “mamá me dijo que era sucio”; en pocas palabras el cabro se le traumó.

No hay peor cosa que un ciego que no quiera ver. Error Nº 3: Si mi compadre no se quiere trabajar la mente, usted dignamente agarre sus pilchitas y lárguese de ahí, que no hay mal mayor que un hombre poco jugado. Si usted es hombre, lea bien esto que no lo voy a repetir; vaya a un especialista, peor andar por la vida como un impotente que como un hombre que lucha por lo que le gusta. Después de todo por algo tenemos las hormonas y el aparato, además si usted tiene un problema, sea de la índole que sea, sea responsable con su cuerpecito que varias satisfacciones podría darle… si se lo trata, claro.

Que no le de miedo, que si para usted es indigno que le metan un dedito por atrás, para las mujeres es complejo pagarle a un hombre para abrir las piernas y lo único que haga es hurgar sin siquiera invitarle un trago.

Yo no quiero ser una especie de maestra en el arte de la impotencia, pero si les digo una cosa, no es agradable para nadie, porque mientras usted espera porque el hombre de su vida le dé como bombo en fiesta; el pobrecito está machacándose el mate haciendo un esfuerzo colosal por saber qué diantres pasa que su cuerpo no hace lo que él quiere.

Esto, por desgracia, no es como el resfriado. A veces se demora en reaccionar. Ahora con tanta tecnología, demás que le encuentra solución, pero antes ocupe su boquita para intercambiar opiniones con su pareja y tomar una decisión. Ni se le ocurra tomar pastillas porque si, mire que le va peor; se queda tieso de verdad y para siempre.

Impotente o no, en cuestiones de cama siempre es bueno hablar, porque lo que le gusta a uno no les gusta a todos. Para mí, parado o no, el tipo me gustaba igual, solo que cometí un par de errores, pero aprendí mi lección: Siempre es bueno tener algo de tecnología a mano en casos de desastre natural, cómprese un vibrador.