Yo

LAS PROFESIONES

miércoles, 29 de febrero de 2012

Si quedó con gusto a poco de la columna anterior, aquí va un Bonus de los preofesionales que debe evitar (al menos en su cama).
EL GINECOLOGO (para las niñas): No crea que por salir con un ginecólogo la consulta le saldrá gratis, la puede pagar caro.  Mi compadre le conocerá sus “fallitas” sin contar que a este tipo, el camino recorrido, es más que evidente. Al momento de pegarse su momento de gloria, quedará con la duda si lo hizo como hombre o estaba sacando la muestra para el papanicolau.  Sin embargo, quien mejor que un estudioso para saber lo que ellas quieren; siempre digo, los ginecólogos nunca están solteros.
EL MECANICO: La fantasía del hombre engrasado, lleno de músculos y con una llave enorme en la mano ronda en la mente de muchos.  Pero aterricémonos, en Chile los mecánicos no son precisamente Adonis con llave de tuercas.  Obvio que todos quieren “medirte” el aceite, ajustar tu motor; pero muchos de ellos no tienen los caballos de fuerza necesarios para prender un motor. Al menos mi maquinaria, necesita mucha potencia para partir (modestamente).  Además, yo creo que  tanto golpeteo y apretar tuercas los pone brutos o buenos para aplicar manual de autosatisfación.
LA SECRETARIA: En este caso sí que tengo experiencia.  Salir con la secretaria es un arma de doble filo, porque pueden pasar dos cosas; la mina es muy reservada y se va con el secreto a la tumba (que es lo que debería pasar porque ésa es la pega de una secretaria) o de picada le cuenta a toda la empresa que usted se la dio vuelta en la fiesta de fin de año, la llevo al baño y de puro nervioso que no lo pillara el gerente de recursos humanos no pudo llevar a cabo la tarea; lo que quiere decir que ella no es una profesional o se quiere dedicar a panelista de programa de farándula. Como diría alguien: Nunca comas donde cagas.
COMPAÑEROS DE TRABAJOS VARIOS: No importa a que se dedique, si su jefe/a u compañerit@ sea muy ric@, los compañeros de trabajo están prohibidos en todo orden (y sobretodo en el desorden) de cosas. Póngase en el caso (dije caso, no en 4) que el compañero en cuestión no sea toda la maravilla que aparenta, o peor aún no es “tan” bueno como él/ella decía y usted tiene que bancárselo por el resto de sus días hasta que llegue el sobre azul. En ocasiones después de los encuentros carnales cabe la probabilidad que una de las partes se enamore y ahí murió su vida social en el lugar de trabajo, porque es obvio que todos los relacionarán y condenarán en caso de trágico rompimiento.  Además la pega es la pega… salvo que sea escort o gigoló.
ABOGADOS: Estos son un tema aparte. Calientes y perversillos como ellos solos, dispuesto hacer y probar todo cuanto se le ocurra. De ávida imaginación y unas muy hábiles manos. Siempre se ven tan compuestitos, pero apenas cierran la puerta del despacho… ¡mi madre! No dejan títere con cabeza, secretaria con falda puesta o probablemente la clienta recién divorciada dirigiéndose al país en señal de agradecimiento por la reciente casa adquirida, que obvio es del ex marido.  El problema no es ése; como con dinero baila el mono, no importa cuántos discursos se mande, el abogado siempre le cobrará en dinero efectivo. Como ve, chuplicando no sacará nada, salvo una regia demanda por incumplimiento en los pagos y el embargo de esa casa que tanto le costó ganar en el divorcio.
DEPORTISTAS: La panacea sexual al menos por las primeras dos semanas de relación, máximo un mes; porque luego, el cuerpo le pasa la cuenta si usted no está a la par con su amante atlético.  Obvio para no desteñir, empieza la inversión en gimnasio, suplementos alimenticios, ropa deportiva y cuanta lesera encuentra no solo para ponerse a tono muscular sino también para estar en sintonía horizontal.  El problema no es lo que uno gasta o se desgasta, sino que transcurrido el tiempo uno se preocupa tanto de la figura que ya no pesca al compañero de catre, termina por enamorarse de la cantidad de abdominales que hizo la última vez o su récord en la caminadora.  Además la ropa interior deportiva es más fome que chupar un clavo, así que de fetiche no me sirve, salvo que me la saquen en la ducha.
Así suma y sigue.  Profesiones hay muchas, así que cada quien busca la que más le acomoda… al menos en lo que a sexo se refiere; por lo demás si su profesión no le gusta, habrá más de un disfraz disponible en los sex shop para ocasiones especiales… total, soñar no cuesta nada.

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